Es un personaje probablemente ficticio de la cultura griega que pertenecía a la corte de Dionisio, un réprobo y vil déspota de la ciudad de Siracusa (Sicilia) del siglo IV antes de Cristo. Para mostrar su lealtad, Damocles exaltaba en forma constante las virtudes de su rey pero además no dejaba de tener cierto resentimiento por las riquezas y el poder que éste ejercía. Cuenta la leyenda que sus dichos llegaron a oídos del monarca que, ansioso por castigar al cortesano, decide intercambiar roles de forma que pudiera ejercer el poder y el lujo por un día.
En el banquete, Damocles gozaba de todos los privilegios de su título interino hasta que centra su mirada en la espada que pendía desde el techo sostenida tan solo un crin de caballo. Inmediatamente al ver el peligro que lo estaba amenazando, le solicita al rey abandonar el puesto para volver a su vida rutinaria.
La espada de Damocles es una metáfora que se utiliza ante el peligro inminente que puede llevar a un trágico final.
Ejemplo:
«La espada de Damocles que pende sobre el gobierno por el inmenso gasto público efectuado, ha llevado a una incertidumbre total y una inflación imparable».